Como complemento de las clases teóricas y prácticas, se suelen realizar viajes de estudio a obras específicas como la casa Curutchet de Le Corbusier o bien a ciudades que albergan edificios de gran importancia, como Rosario o Mar del Plata.
Sabemos que las redes sociales son el lugar de consulta de aquellos que buscan armar su carrera dentro de la FADU. Nosotros también las frecuentamos para ver qué están consultando. Nuestra pretensión es que todos aquellos que lleguen a la cátedra se desarrollen dentro de un proceso de producción que les dé la posibilidad de incorporar conocimientos, pero sobre todo, desarrollar un pensamiento gráfico que les permita resolver el trabajo en cuestión como todos lo que vayan surgiendo durante su vida. Todos los docentes de la cátedra hemos pasado por las aulas de la FADU. Conocemos y trabajamos en conjunto con gente de otras cátedras, como así también de otras Universidades del país. Nuestra propuesta como cátedra es que a través de trabajos cercanos al mundo del diseño gráfico puedan desarrollar sus preguntas y en grupo vayamos encontrando posibles respuestas. Los esperamos.
Tal parece que los cambios se produjeran en el momento menos pensado: uno los espera, los sabe necesarios, pero no obstante irrumpen por sorpresa, constituyen verdaderas mutaciones. Una materia como el diseño, tan ligada a lo que sucede en la ciudad y en el mundo, no podría ser en este sentido una excepción.
Así es que un primer cataclismo de esta especie se vivió allá por 1956, cuando las bases de la enseñanza del diseño temblaron: pasaron de estar centradas en el aprendizaje de tipologías edilicias ya experimentadas, con muy poca novedad, con tipos constructivos y repertorios formales provenientes de las distintas “academias” europeas, por ejemplo los órdenes neoclásicos…
Es habitual que los diseñadores intentemos encontrar la justificación de las decisiones tomadas a lo largo del desarrollo de un proyecto, mirando hacia atrás en el propio proceso de diseño. Desde las primeras correcciones y críticas en los propios equipos de diseño hasta las memorias descriptivas, desde los programas de necesidades y guiones hasta la labor de los críticos profesionales, mucho es lo que se habla de los proyectos.
De entre la multitud de los factores condicionantes de la forma (para un mayor desarrollo ver “Analogías y homologías”, Cuadernos de cátedra Nro.1, Gabinete de Heurística, ed. FADU/UBA) es posible distinguir en principio tres grandes grupos:
Proponemos el estudio de la forma en acción, la forma dinámica, la forma no muerta. Acompañamos a la forma en su desarrollo generativo, en el desarrollo de su potencial.
Propiciamos la experimentación como tránsito necesario.
Nos manifestamos contra el corsé del método, la reducción de los grandes y cerrados conceptos. Reivindicamos el terreno de lo material.
Proponemos la incorporación del sentido lúdico a la tarea de aprendizaje.
Acercamos los trabajos del taller al ámbito del diseño gráfico como incentivo y motivación.
Nos declaramos contrarios a todo autoritarismo y no imponemos castigos ni amenazas para ningún fin.
Somos flexibles y siempre estamos abiertos a propuestas creativas. Asignamos a la enseñanza un lugar de diferencias, donde la verdad brota de divergencias y concordancias.
Defendemos la Universidad pública, sus recursos materiales y simbólicos.
Propiciamos el aprendizaje con amor. Juntos nos acompañamos, retroalimentamos, transformamos y crecemos.
En la nueva cultura del diseño.